Hay muchas opiniones encontradas u opuestas acerca de si existe el destino o no, muchos conceptos o definiciones diferentes, incluso si creer en él o no hacerlo, yo sí creo, aunque a veces dudo, pero creo que es una situación a la que por alguna extraña razón tenemos que llegar tarde o temprano, nos guste o no, hace poco alguien muy querido me dijo que la frase “Cuando te toca aunque te quites, y cuando no te toca, ni aunque te pongas” es una de las frases más mediocres que había escuchado en su vida, y yo antes así lo pensaba también, hay algo en lo que coincido completamente con él, que es:
Claro que si, uno toma decisiones y dirige cada paso que da por esta vida hacia un punto específico, no un punto predeterminado, sino al punto al que cada quien quiere llegar, pero hace poco tiempo me pasó algo que me hizo creer completamente en el destino:
Después de la fugaz aventura en la distribuidora, me contraté en una Consultoría de sistemas como analista de proyectos, al contratarme me comentaron que existía la posibilidad de mandarme como recurso de soporte técnico a una cervecera, pero era una posibilidad remota, lo cual me agradó, el hecho de quedarme como analista me parecía excelente. Dos semanas después me llaman para una entrevista en la cervecera así de preséntate ahorita!, aparte de que el nuevo trabajo me implicaría aproximadamente 5 horas al día en el trayecto de ida y regreso, había un factor importante e incómodo que era alguien de mi pasado inmediato, con el cual, en ese momento, yo moría por estar pero a la vez me daba terror. Ese día hice hasta lo imposible para que me descartaran como prospecto, llegué tarde a la cita, iba fachosa, mi actitud y lenguaje corporal no fueron los mejores, les dije que no tenía nada de nada de experiencia, “olvidé” llevar mi CV, en fin, una serie de cosas, todas para no causar tan buena impresión, y al final… no funcionaron en lo absoluto. Cuando terminó la entrevista me dijo quien ahora es mi jefe que me necesitaban ahí cuanto antes, una semana después me presenté, claro no sin antes negociar una mejora en mi sueldo, que curiosamente también era parte de la estrategia para impedir mi cambio a la compañía, pero… aceptaron. El mismo día que llegué ahí, todo se acomodó a mi favor, al susodicho lo enviaron de analista a donde yo estaba, la empresa me dio una computadora para que yo no tuviera que llevar la mía todos los días ni dejarla en la oficina, se han manejado bastante accesibles con mis horarios y me apoyan bastante, a veces pienso que de más. Curiosamente si necesitaba tener experiencia para el puesto.
Cuando empecé a asimilar esto me pregunté ¿por qué después de hacer lo contrario a lo que está marcado para obtener un trabajo lo obtuve? No tengo una respuesta, solo sé que el trabajo era para mí, aunque yo no lo escogí exactamente, pero al final decidí aceptarlo, y también tuve la oportunidad de decir no gracias e irme, pero en ese momento no me sentía en posición de hacerlo por muchas razones, profesionales, personales y económicas.
Ahora tal vez lo podría hacer, la diferencia es que me siento bien con el trabajo, me gusta y lo disfruto mucho, por lo tanto no quiero hacerlo. Al principio digamos que lo “tuve” que aceptar, pero las cosas cambiaron desde el primer momento y en verdad estoy a gusto.
En fin, así como ésta me han contado varias anécdotas que me hacen preguntarme si lo que me pasó es… obra del destino?
“…tengo libertad de hacer y deshacer y no me
voy a angustiar por algo que de todos modos
no puedo comprobar, prefiero vivir pensando
que todas las cosas que hago y digo, que cada
decisión que tomo son mías y de nadie más,
que podré voltear atrás y ver las huellas
que he trazado en mi camino, y saber que
cada una de ellas fue producto de las acciones
que decidí tomar en cada momento de mi vida…”
voy a angustiar por algo que de todos modos
no puedo comprobar, prefiero vivir pensando
que todas las cosas que hago y digo, que cada
decisión que tomo son mías y de nadie más,
que podré voltear atrás y ver las huellas
que he trazado en mi camino, y saber que
cada una de ellas fue producto de las acciones
que decidí tomar en cada momento de mi vida…”
Anvil Higgins
Algo más en serio
Algo más en serio
Claro que si, uno toma decisiones y dirige cada paso que da por esta vida hacia un punto específico, no un punto predeterminado, sino al punto al que cada quien quiere llegar, pero hace poco tiempo me pasó algo que me hizo creer completamente en el destino:
Después de la fugaz aventura en la distribuidora, me contraté en una Consultoría de sistemas como analista de proyectos, al contratarme me comentaron que existía la posibilidad de mandarme como recurso de soporte técnico a una cervecera, pero era una posibilidad remota, lo cual me agradó, el hecho de quedarme como analista me parecía excelente. Dos semanas después me llaman para una entrevista en la cervecera así de preséntate ahorita!, aparte de que el nuevo trabajo me implicaría aproximadamente 5 horas al día en el trayecto de ida y regreso, había un factor importante e incómodo que era alguien de mi pasado inmediato, con el cual, en ese momento, yo moría por estar pero a la vez me daba terror. Ese día hice hasta lo imposible para que me descartaran como prospecto, llegué tarde a la cita, iba fachosa, mi actitud y lenguaje corporal no fueron los mejores, les dije que no tenía nada de nada de experiencia, “olvidé” llevar mi CV, en fin, una serie de cosas, todas para no causar tan buena impresión, y al final… no funcionaron en lo absoluto. Cuando terminó la entrevista me dijo quien ahora es mi jefe que me necesitaban ahí cuanto antes, una semana después me presenté, claro no sin antes negociar una mejora en mi sueldo, que curiosamente también era parte de la estrategia para impedir mi cambio a la compañía, pero… aceptaron. El mismo día que llegué ahí, todo se acomodó a mi favor, al susodicho lo enviaron de analista a donde yo estaba, la empresa me dio una computadora para que yo no tuviera que llevar la mía todos los días ni dejarla en la oficina, se han manejado bastante accesibles con mis horarios y me apoyan bastante, a veces pienso que de más. Curiosamente si necesitaba tener experiencia para el puesto.
Cuando empecé a asimilar esto me pregunté ¿por qué después de hacer lo contrario a lo que está marcado para obtener un trabajo lo obtuve? No tengo una respuesta, solo sé que el trabajo era para mí, aunque yo no lo escogí exactamente, pero al final decidí aceptarlo, y también tuve la oportunidad de decir no gracias e irme, pero en ese momento no me sentía en posición de hacerlo por muchas razones, profesionales, personales y económicas.
Ahora tal vez lo podría hacer, la diferencia es que me siento bien con el trabajo, me gusta y lo disfruto mucho, por lo tanto no quiero hacerlo. Al principio digamos que lo “tuve” que aceptar, pero las cosas cambiaron desde el primer momento y en verdad estoy a gusto.
En fin, así como ésta me han contado varias anécdotas que me hacen preguntarme si lo que me pasó es… obra del destino?