domingo, 31 de julio de 2011

Abu

Platicaba con mi abuela materna, quien tiene 89 años y es digamos, un poco malhablada:


<< Cuando era niña tenía una tía que me enseñó a decir groserías y luego me pagaba por decirlas. Un día llegué a casa con mi mamá y dije chingao, ¡riajales! me sorrajó un cachetadón y salió corriendo a casa de mi tía a reclamarle.

Después supe que mi tía le dijo:

- Déjela, todo se usa en esta vida...

Y sí se usó, y se sigue usando... >>


Me consta, además a ella debemos agradecer mi florido lenguaje.

AL