Anoche mi apa nos invitó al cine a mi ama y a mí, la peli empezaba a las 10:45 y eran las 8:10 así que aprovechamos para cenar, como los tres fumamos elegimos un lugar con terraza pa poder echar el respectivo cigarro.
Ya en el restaurante nos sentamos en una mesa en la orilla, y junto había solo una pequeña rejita que separa el restaurante del centro comercial, así que mientras uno come también puede disfrutar el folklórico desfile de la gente que entra y sale de ahí.
El caso es que habiendo casi terminando de cenar, ya echando el café, se acerca una niña con dos blocks en una mano, se sube a la reja y nos dice: “buenas noches me podrían apoyar con una cooperación, es para una casa hogar de niños de la calle…, con su cooperación les dejo un boletito” mi papá le preguntó que cuánto costaba cada boletito y la niña le dijo que 10 pesos, le dimos 30 y le dije que no era necesario que me dejara el boleto y me dijo que me lo dejaba porque ahí venía la dirección de la casa hogar por si algún día queríamos llevar ropa, medicinas, trastes o cualquier tipo de ayuda. Nos dio las gracias sonriendo, y se fue persignándose. Al revisar el boleto recordé una conversación que tuve con cierta persona en la que hablamos de hacer algo por los demás, y cómo yo acababa de dejar ir una oportunidad de hacerlo, así que mientras conversaba con mis papás de esto, no pasó mucho tiempo en que otro niño llegó, este traía dos bolsitas de nopales, lo mismo, se subió a la reja: “Me compra nopales? Lleve una bolsa por 10 o 2 por 15”, luego otro vendiendo dulces y otro más con nopales que quería llevarse hasta el café con todo y la taza, cuando pensamos que ya no había más se acercó otro pequeño como de 9 años con una cajita de chicles, los ojos llorosos y una cara de angustia que nunca había visto en un niño “Me compra chicles?” “gracias chaparrito” “Andele es que si no vendo me van a pegar y hoy no he vendido nada”..., uta! me dio un corajeeeeeee!!!! o sea qué poca madre!!! pensé “claro! Un cabrón que está sentado en una banqueta con su pomo al lado explotando chamacos pa poder seguir chupando!!!!!” le compramos los chicles y se fue. De repente vimos cómo todos estos niños que por cierto, no pasaban de los 10 años, se fueron reuniendo cerca de donde nosotros estábamos y llegaron dos señoras gordas, ninguna tenía tipo de indigente ni de necesitada, contaban a los chamacos y platicaban entre ellas mientras esperaban a los demás. Se los llevaron a un rincón a todos y les pidieron cuentas de lo que habían recaudado.
Después de esto, ¿qué es lo correcto?, puedo hacer como que las señoras realmente están administrando un negocio y que los niños son el equipo operativo, y puedo pensar que no van a la escuela porque esa empresa en la que trabajan les tiene asegurado el futuro, puedo pensar que los niños además son bien tratados con estas personas, que les dan cariño y atención, que cuando no trabajan visten bien, que ven la tele, que juegan y que van de vacaciones, que jamás se tendrán que drogar ni aprender a robar para que no les peguen si no han vendido nada, puedo pensar que si se enferman, las viejas correrán al médico preocupadas por la salud de los niños y no porque estén bien pa que sigan trabajando, puedo imaginar que cada niño tiene su cama y que al acostarse la vieja le cuenta un cuento o por lo menos le dice “buenas noches”, y que por las mañanas y mientras el niño se baña y se disfraza de niño de la calle, la vieja le prepara un desayuno supernutritivo y balanceado, además de darle algo extra pa comer por si le da hambre durante el día, o le da unos 30 pesos pa que se compre un sándwich y un refresco, y que cuando deja al niño en el lugar donde va a “trabajar” le da la bendición pa que venda mucho, podría pensar muchas cosas buenas y hacer como que todo está bien y que no está nada mal darle dinero a estos niños simple y sencillamente porque ese dinero serán bien utilizado en ellos y en su crecimiento y desarrollo. Pero sabemos que esto no es así, que los niños muchas veces, son robados y maltratados, que los obligan a hacer cosas, que cuando crecen se convierten en delincuentes que roban, matan, que si los agarran los meten a la mayor universidad de la delincuencia que es la cárcel y cuando salen ya van mejor preparados, ahora van por más, ahora ya no venden chicles de 8 pesos, ahora cortan orejas y dedos por millones de dólares.
Y no es el hecho de darles o no a los niños, ellos no tienen las herramientas necesarias todavía para salir adelante SOLOS, el problema es el maltrato y la explotación que viven, la necesidad de tener que trabajar y aprender mañas para malcomer y malvivir, y que indirectamente al comprar lo que vendan los niños o al darle dinero cuando lo pidan, se está fomentando que los weyes que los explotan lo sigan haciendo.
Ya en el restaurante nos sentamos en una mesa en la orilla, y junto había solo una pequeña rejita que separa el restaurante del centro comercial, así que mientras uno come también puede disfrutar el folklórico desfile de la gente que entra y sale de ahí.
El caso es que habiendo casi terminando de cenar, ya echando el café, se acerca una niña con dos blocks en una mano, se sube a la reja y nos dice: “buenas noches me podrían apoyar con una cooperación, es para una casa hogar de niños de la calle…, con su cooperación les dejo un boletito” mi papá le preguntó que cuánto costaba cada boletito y la niña le dijo que 10 pesos, le dimos 30 y le dije que no era necesario que me dejara el boleto y me dijo que me lo dejaba porque ahí venía la dirección de la casa hogar por si algún día queríamos llevar ropa, medicinas, trastes o cualquier tipo de ayuda. Nos dio las gracias sonriendo, y se fue persignándose. Al revisar el boleto recordé una conversación que tuve con cierta persona en la que hablamos de hacer algo por los demás, y cómo yo acababa de dejar ir una oportunidad de hacerlo, así que mientras conversaba con mis papás de esto, no pasó mucho tiempo en que otro niño llegó, este traía dos bolsitas de nopales, lo mismo, se subió a la reja: “Me compra nopales? Lleve una bolsa por 10 o 2 por 15”, luego otro vendiendo dulces y otro más con nopales que quería llevarse hasta el café con todo y la taza, cuando pensamos que ya no había más se acercó otro pequeño como de 9 años con una cajita de chicles, los ojos llorosos y una cara de angustia que nunca había visto en un niño “Me compra chicles?” “gracias chaparrito” “Andele es que si no vendo me van a pegar y hoy no he vendido nada”..., uta! me dio un corajeeeeeee!!!! o sea qué poca madre!!! pensé “claro! Un cabrón que está sentado en una banqueta con su pomo al lado explotando chamacos pa poder seguir chupando!!!!!” le compramos los chicles y se fue. De repente vimos cómo todos estos niños que por cierto, no pasaban de los 10 años, se fueron reuniendo cerca de donde nosotros estábamos y llegaron dos señoras gordas, ninguna tenía tipo de indigente ni de necesitada, contaban a los chamacos y platicaban entre ellas mientras esperaban a los demás. Se los llevaron a un rincón a todos y les pidieron cuentas de lo que habían recaudado.
Después de esto, ¿qué es lo correcto?, puedo hacer como que las señoras realmente están administrando un negocio y que los niños son el equipo operativo, y puedo pensar que no van a la escuela porque esa empresa en la que trabajan les tiene asegurado el futuro, puedo pensar que los niños además son bien tratados con estas personas, que les dan cariño y atención, que cuando no trabajan visten bien, que ven la tele, que juegan y que van de vacaciones, que jamás se tendrán que drogar ni aprender a robar para que no les peguen si no han vendido nada, puedo pensar que si se enferman, las viejas correrán al médico preocupadas por la salud de los niños y no porque estén bien pa que sigan trabajando, puedo imaginar que cada niño tiene su cama y que al acostarse la vieja le cuenta un cuento o por lo menos le dice “buenas noches”, y que por las mañanas y mientras el niño se baña y se disfraza de niño de la calle, la vieja le prepara un desayuno supernutritivo y balanceado, además de darle algo extra pa comer por si le da hambre durante el día, o le da unos 30 pesos pa que se compre un sándwich y un refresco, y que cuando deja al niño en el lugar donde va a “trabajar” le da la bendición pa que venda mucho, podría pensar muchas cosas buenas y hacer como que todo está bien y que no está nada mal darle dinero a estos niños simple y sencillamente porque ese dinero serán bien utilizado en ellos y en su crecimiento y desarrollo. Pero sabemos que esto no es así, que los niños muchas veces, son robados y maltratados, que los obligan a hacer cosas, que cuando crecen se convierten en delincuentes que roban, matan, que si los agarran los meten a la mayor universidad de la delincuencia que es la cárcel y cuando salen ya van mejor preparados, ahora van por más, ahora ya no venden chicles de 8 pesos, ahora cortan orejas y dedos por millones de dólares.
Y no es el hecho de darles o no a los niños, ellos no tienen las herramientas necesarias todavía para salir adelante SOLOS, el problema es el maltrato y la explotación que viven, la necesidad de tener que trabajar y aprender mañas para malcomer y malvivir, y que indirectamente al comprar lo que vendan los niños o al darle dinero cuando lo pidan, se está fomentando que los weyes que los explotan lo sigan haciendo.